El sprint final hacia el Congreso: El gobierno quiere espaldarazo, el FdT recuperación y la esperanza del FIT


La semana final de la campaña en Jujuy tendrá sus condimentos extras, afinarán en los medios, se presentarán en actos puntuales y cargarán las pilas contra «el otro».

El resultado hasta aquí puede remarcarse con tizas en un viejo pizarrón: es 3 a 0, 2 a 1 o 1, 1, 1. Y los tres frentes van a la carga.

Por el lado del Frente Cambia Jujuy la campaña tuvo dos aristas fuertes, pero siempre con el foco en la figura de Gerardo Morales.

El mandatario jujeño asumió la tutela de sus candidatos -«Bacha» Bouhid y Natalia Sarapura- y salió a buscar los votos independientes en terreno y apostando a la gestión. Cambió fichas ministeriales que medían «para abajo», exigió a los intendentes que salgan a defender la transformación, y apuntó contra sus contrincantes con adjetivos que resultaron injuriosos, a juicio de los candidatos opositores del Frente de Todos y del Frente de Izquierda.

Morales -además- agarró el avión jujeño y se dispuso a acompañar a los correligionarios de provincias que tuvieron un buen resultado en las PASO. Se lo vio en actos en Buenos Aires, en el sur, en el litoral. Volvió a la provincia y se estrechó en un abrazo con Patricia Bullrich -la cresta del PRO-, y suspiró nuevamente por el sueño de una candidatura presidencial. Elogios hubo, fotos afectuosas y promesa de seguir el proyecto de Juntos por el Cambio, a rajatabla y a pesar de Mauricio Macri.

Morales tiene su otra campaña, y se basa en conseguir el apoyo del interior para llegar a Buenos Aires y disputarle el territorio a los jerarcas de CABA y el Gran Buenos Aires. Por esto, reitera su férreo apoyo a Facundo Manes, es su delfín político para la disputa en territorio bonaerense.

Y no es todo, en diciembre la UCR elige a sus autoridades nacionales, y el jujeño quiere imponerse a los candidatos de «clase», entre ellos el senador Martín Lousteau y el diputado nacional Emiliano Yacobitti -ambos con la venia de Enrique «Coti» Nosiglia-, y superar las aspiraciones del exgobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.

Todo este entramado político surgirá a partir del domingo que viene, por eso Morales necesita un espaldarazo contundente en las urnas, como en junio pasado en las provinciales.

De sus candidatos al Congreso Nacional depende esta posibilidad y el peso se siente fuerte, porque les cuesta llegar con el mensaje de «GM 2023», ya que la mayoría de los jujeños no termina de acomodarse en la pospandemia y la sobrevivencia del día a día.

El Frente de Todos agarró los números de las PASO y tuvo que rediseñar la apuesta electoral. Los mas de 100 mil votos conseguidos fueron un alivio y comenzaron a mirar el grueso de los ausentes en las PASO -un 15 por ciento del padrón- para tratar de convencer con el peronismo nacional, popular y -fundamentalmente- de unidad.

Leila Chaher y Rodolfo Tecchi hicieron disímiles campañas. La «camporista» prefirió la territorialidad y tomar nota del peronismo reacio al PJ partidario y acercó posiciones, y pidió a los referentes provinciales y organizaciones sociales defender las políticas del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Chaher trató de sumarle al FdT las minorías, enalteció la figura de la mujer política y se animó a interactuar con la juventud, el sector mas difícil a la hora de la captación del voto.

Tecchi ajustó su protagonismo y con la vista puesta en sectores educativos, productivos y empresariales avanzó en la discusión de proyectos y puso en lanza cuáles serán los propósitos políticos para acompañar las leyes que requiera el Gobierno de Fernández.

En la última semana, ambos realizaron la presentación de una plataforma electoral con 25 proyectos a llevar al Congreso «por y para los jujeños«.

La reactivación económica y recuperar la actividad para los sectores mas vulnerables se describieron para el grueso de los asistentes, y coincidieron en que los compromisos deben ser afrontados lo mas pronto posible. Así, pasaron de la productividad, al trabajo joven, nuevos polos tecnológicos y un fondo de reparación para Palpalá tras la magra privatización de Altos Hornos Zapla a principios de los ’90.

Los candidatos por lo bajo reconocen que pelear la elección con el FCJ era un duro objetivo y otro -no menos importante- el tratar de evitar hasta el último momento el voto fuga al Frente de Izquierda. Y eso los mantiene de permanente campaña.

Por el lado del FIT, existe una doble tracción. Buscar que los indecisos puedan sumar el voto que le permita a Alejandro Vilca acceder a una banca y, por otro, que la Izquierda jujeña no se diluya tras la elección del 14 de noviembre.

En ese ínterin «no hay margen» para el error y el escenario no se presentó tan hostil como esperaban luego de las PASO. Los medios nacionales pasearon al jujeño y consideraron que Vilca es una seria posibilidad.

El candidato insistió en la última parte de campaña romper con el relato del actual Gobierno provincial y sostuvo que hay mucha pobreza y demasiada ostentación «en pocas manos».

Criticó al FCJ y al FdT de ser generadores de los problemas que tiene la mayoría de los jujeños y en esta parte final del recorrido proselitista reiteró la pelea contra la resignación y la situación económica.

La segunda y tercera banca serán una incógnita hasta el 14 de noviembre. Y como una vieja calculadora, los números mandan. Algunos especialistas y encuestadoras sobre el panorama Jujuy no terminan de acordar, están los que certifican que los resultados venideros serán similares a las PASO y otros que vaticinan «entre un 5 y 8 por ciento de variación». Y ese porcentaje es inquietante.

Fuente: lavozdejujuy.com

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